dimecres, 25 de maig del 2011


Para qué negarlo, soy adicta a ti. Una más, supongo. Una maldita yonqui a la que ninguna terápia de desintoxicación podrá rehabilitar ya. ¿Sabes? Ninguno de los frenéticos efectos que produce cualquier sustancia que termine en -ina se compara con la euforia que recorre mis venas cuando simplemente te escucho o te miro. Pero yo busco más, necesito una dosis más alta de ti, quiero que me intoxiques, quiero llevarte en mi sangre día y noche.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada