divendres, 17 de juny del 2011


Cada vez que veo su sonrisa pido a diós que no desaparezca, cada vez que veo sus labios, me dan ganas de besarlos, cada vez que veo sus ojos verdes me dan ganas de perderme en ellos, cada vez que veo su culo me dan ganas de apretarlo y no soltarlo. Cuando lo veo, una gota inocente me cae lentamente por detrás de la oreja, incitándome a dejarme llevar. Cada vez que le veo mi mundo se desmorona y vuelve a resugir intacto, pero eso si, con una gota más del perfume del deseo. 

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