divendres, 17 de juny del 2011


-¿Te puedo pedir una cosa?
+Sí, dime.
-No te acostumbres a mí.
+¿Cómo?
-Que no te acostumbres a mí, ni a mi risa, ni a mi hiperactividad matutina, ni a mis sonrisas en esos momentos, ni a mis besos, ni a mi olor. No te acostumbres a que hablemos de tus problemas, ni a que te escuche con atención. No te acostumbres a como te miro o te dejo de mirar, no te acostumbres a mis mejillas rojas como un tomate cuando te ríes de mí, ni te acostumbres a mi rabia, ni a reírte de las cosas que digo. No te acostumbres... en serio.
+¿Y eso a que viene?
- A nada. Simplemente algún día me cansaré, me iré y echarás de menos a esas cosas si estás acostumbrado.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada